Porqué No Voy a Estudiar Lo Que Amo.
Nacida para escribir, forzada a derivar. ¿Es resignación o decisión?.
Carpe Diem. “Aprovecha el día, muchacho. Haz que tu vida sea extraordinaria.” - El club de los poetas muertos.
╰┈➤ RIBS lorde.
Desde que era niña, siempre me han elogiado por mi forma de escribir. Desde pequeña, he sentido un amor profundo por las letras, por las palabras y todo lo que ellas pueden expresar. Y sin embargo, aquí estoy, a mis diecisiete años , a punto de estudiar actuaría, una carrera que parece estar del otro lado de todo lo que amo y me apasiona. No es lo que nunca soñé, pero de cierto modo, parece la decisión correcta, incluso para mí.
En un mundo donde actualmente las matemáticas y la medicina son lo que más prometen en el ambiente laboral, el simple hecho de estudiar letras parece obsoleto e innecesario. La prueba está en que incluso alguien a quien le apasiona escribir, como yo, lo piensa. Lo llevo implantado en mis venas.
Todos en mi familia, o la mayoría, estudiaron algo relacionado con las matemáticas: desde mi tío ingeniero hasta mis primos, algunos licenciados. Pero creo que el mayor ejemplo a seguir que siempre tendré es mi hermano.
No quiero centrarme en él, ese es tema para otro post. Sin embargo, es la verdad: él estudió, y me atrevería a decir que es de los mejores (o el mejor) de toda su generación. Él fue quien me introdujo al plan de estudios ya las oportunidades laborales que podría tener sigo sus pasos correctamente.
No es que él me presione para estudiar lo mismo, es solo que me abrió las puertas, dejándome con la mano en el picaporte para decidir si entrar o no. Y yo, estoy a punto de abrir la puerta y entrar.
Y aunque mi pasión sea escribir no parece suficiente para poder asegurarme un futuro en el ambiente laborar correcto, o en el que inevitablemente me agrada.
El mundo de los números me llama, incluso cuando el mundo de las letras me invita a pasar. Uno sabe qué es lo mejor para sí mismo, ¿no es así? Estudiar actuaría no se siente incorrecto para mí, no tanto como lo sería estudiar letras. Sin embargo, el pensar en estudiar actuaría llena mi cerebro de retos y disciplinas nuevas que debo adquirir. Por otro lado, el pensamiento de estudiar algo relacionado con letras no llena mi cerebro del todo, sino mi corazón.
Mi Relación con las matemáticas.
Me gustan las matemáticas, siempre me han gustado. Pero más importante aún, me considero bueno en ellas. No soy el mejor, sin duda; no tengo una "excelencia académica" o un trofeo por el concurso de matemáticas, ni mucho menos, pero creo que soy bueno en ellas.
Lo que me gusta de las matemáticas, en especial, es que son exactas. Son perfectas. 2 + 2 jamás será igual a 3, y 3 + 3 jamás será igual a otra cosa que no sea 6. Y, a pesar de que una operación pueda darte diferentes variables del mismo resultado, sigue siendo eso: el mismo resultado.
Me resulta simplemente mágico cómo, al resolver una ecuación, realizar puntos de corte, quizás sacar raíces y comprobar, tiene que darte un resultado exacto. No hay más. Son perfectas y están hechas a medida.
Creo que eso es lo que quisiera para mi vida: que fuera así, sin variables, solo un resultado al que llegar. A pesar de que en el transcurso me equivoque y tenga que volver a ver el mismo video de Daniel Carreón una y otra vez, hasta que yo pueda decir por mí misma la frase: “¡Facilísimo, verdad?”
Me siento completa y realizada (por más absurdo que suene) al resolver un ejercicio que parecía difícil en matemáticas. Creo que jamás me he sentido más valorada socialmente que cuando mi profesor de matemáticas pidió un aplauso por mí al resolver un ejercicio frente a todo el salón, o cuando me pasó una falta porque “yo era buena alumna”. Me sentí completa al terminar un ejercicio más rápido que los demás, al hacer que me pidieran explicar algún tema, al recibir halagos de “¿Cómo haces eso tan rápido?” y solo alzarme de hombros.
Me parece extraordinario cómo soy capaz de entender un tema de números y hacer pasos mentales para resolverlos en una libreta, como identificar mis errores rápidamente y volver a realizar el procedimiento hasta obtener el resultado perfecto.
Y mejor, o quizás peor aún: estoy obsesionada con ese sentimiento.
Así que se podría decir que amo a las matematicas.
"ℑ 𝔴𝔞𝔰𝔫´𝔱 𝔦𝔫 𝔩𝔬𝔳𝔢 𝔴𝔦𝔱𝔥 𝔥𝔦𝔪. 𝔦 𝔨𝔫𝔬𝔴 𝔢𝔳𝔢𝔯𝔶𝔬𝔫𝔢 𝔱𝔥𝔬𝔲𝔤𝔥𝔱 𝔦 𝔴𝔞𝔰. 𝔅𝔲𝔱 ℑ 𝔴𝔞𝔰𝔫´𝔱. ℑ 𝔩𝔬𝔳𝔢𝔡 𝔥𝔦𝔪. ℑ 𝔩𝔬𝔳𝔢𝔡 𝔥𝔦𝔪, 𝔪𝔶 𝔤𝔬𝔡 𝔦 𝔩𝔬𝔳𝔢𝔡 𝔥𝔦𝔪...𝔅𝔲𝔱 𝔰𝔬𝔪𝔢𝔱𝔦𝔪𝔢, ℑ 𝔥𝔞𝔱𝔢 𝔥𝔦𝔪."- SALTBURN
Pero las odio. Las odio tanto que a veces duele, que a veces grito, que a veces lloro y me pongo a hacer berrinches porque no le entiendo a un tema. Porque me faltó agregar un maldito signo, porque no sé demostrar, porque no tengo la capacidad de hacerlo todo mentalmente, porque no puedo ser más rápida que algunos compañeros, porque me corrigen mis errores, por ese maldito cero que saqué en mi examen de secundaria, o el seis que saqué en mi examen de preparatoria sobre inecuaciones. Me persiguen, las odio; quisiera que no existieran, quisiera ser la mejor en ellas, quisiera comprenderlas, o mejor aún, quisiera no tener que estudiarlas.
Las comparo constantemente con Oliver y Felix de Saltburn, la pelicula. donde yo soy Oliver y mi Felix son las matematicas. ¿pueden verlo por ustedes mismo ahora?. a puesto a que me entienden ahora.
"𝐸𝑠𝑐𝑟𝑖𝑏𝑖𝑟 𝑒𝑠 𝑙𝑎 ú𝑛𝑖𝑐𝑎 𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒𝑛𝑔𝑜 𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑚𝑜𝑠𝑡𝑟𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑎 𝑚í 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙𝑜 𝑎𝑙𝑔𝑜." - "El resplandor" - Stephen King
Mi Relación con las Letras.
⤷ I Miss You, I´m Sorry. Gracie Abrams.
Mi pasión por las letras, como ya mencioné antes, comenzó desde muy corta edad. Yo era quien escribía dedicatorias de más de 500 palabras a mis familiares por su cumpleaños, y siempre lograba hacerlos llorar con ellas.
Jamás olvidaré la vez que mi hermano sugirió que estudiara algo relacionado con la escritura, me dijo que era buena en ello. Pero eso fue hace mucho tiempo; ni él ni yo teníamos noción de la realidad allá afuera, por supuesto.
Lo que amo de las letras es que puedo expresar a través de ellas lo que nunca soy capaz de decir con palabras habladas, y mucho menos con acciones. Las letras también son mi fuente de imaginación. Todo lo que imagino lo hago en forma de palabras y relatos. Pero, sobre todo, son mi escape.
Puedo ser quien quiera a través de las letras, sin límites. Hay millones de posibilidades dentro de ellas, lo cual es curioso considerando que me gustan las matemáticas precisamente por lo contrario: porque tienen límites de resultados en una operación.
No puedo evitar escribir lo que siento, pienso y deseo. Me gusta imaginar que no soy yo quien escribe, sino mis manos, como si ellas fueran la fuente de mi vida. Escribo poemas que tocan los temas que se me vienen a la cabeza, o a veces algo más anticuado como los famosos fanfics, que me permiten escapar de la realidad por un buen rato. También escribe textos más serios y profundos, como este que estás leyendo ahora mismo.
Me parece maravilloso cómo mis manos saben lo que mi mente piensa y pueden expresarlo en un instante, sin necesidad de detenerme a pensar en los pasos que debo seguir para escribir lo que quiero. Sin errores, todo es válido en un escrito, sin límites, como ya mencioné.
La escritura es, sin duda, mi lugar seguro. Me parece espléndido poder leer tantas cosas y darles un significado diferente cada vez. Leer los pensamientos o las obras de otras personas es como tener una conversación profunda donde mi único trabajo es prestar atención y escuchar. Lo cual, quizás, es el trabajo perfecto para mí.
A diferencia de las matemáticas, no soy capaz de odiar las letras de ninguna manera. Estoy segura de que escribir me ha salvado de mí misma más de una vez, incluso si mis manosy muñecas duelen por hacerlo tanto.
Puedo desahogarme en ellas, hundirme y luego volver a la superficie, todo en un mismo escrito, en un mismo cuento o en un mismo poema. Además, puedo jugar con las palabras, darles doble sentido, usar metáforas o ser tan literal como quiera, y aún así parecer que estoy intentando ser profundo. Es simplemente encantador poder usar palabras tan grandes para expresar ideas tan pequeñas.
Me inspiro en otros escritos, en metáforas, e incluso en canciones, para formar un solo poema o un solo texto. Y créanme, todo lo que hay detrás de cada cosa que escribo hace que el proceso sea aún mejor.
Escribir es mi refugio, mi hogar. Es una lástima que algún día tenga que salir de él para buscar sustento y sobrevivir. Pero eso no significa que lo abandone para siempre, solo significa que no podrá vivir de él completamente…¿verdad?.
Tengo miedo.
Tengo miedo de perderme tanto en las letras que los números se vuelven un segundo plano en mi mente, que apenas les preste atención, que se vuelven irrelevantes, una materia más. Tengo miedo de perderme en mi fantasía de ensueño con las letras y olvidar todas mis metas originales. No quiero que eso pase, no puedo permitir que eso pase.
Pero, por otro lado, tampoco puedo permitirme perderme en los números. ¿Y si me vuelvo tan autómata como un robot que hace operaciones por inercia y olvido incluso cómo escribir mi propio nombre, quién soy, o quién creo que soy? ¿Y si me pierdo en el mar de Baldor y olvido dónde quedó mi isla de libros favoritos? ¿Qué pasa entonces si todo se vuelve un confuso oasis en medio del desierto de las matemáticas? Aún peor, ¿y si lo único de imaginación que queda dentro de mí son los números complejos y la raíz cuadrada de -1?
¿Qué va a pasar si eso me sucede? ¿Qué va a pasar conmigo entonces?
No lo tengo claro.
No voy a estudiar lo que amo, no porque no quiera, sino porque la decisión ya está tomada. No me preguntes cuándo o por qué la tomé, sé que lo hice hace tiempo y ahora parece la decisión más viable, la única decisión en realidad.
Este escrito no es un intento de compasión ajena, no pido un consejo o algún mensaje de aquellos: "estudia lo que quieras". No va a funcionar. Ya hice una elección; la flecha ya se lanzó y cayó en el blanco de actuaría. No hay vuelta atrás, no hay plan B que no sea terminar primero el plan A.
No estoy inconforme con mi decisión, ya hice las paces con lo que va a pasar. Solo rezo y pido a Dios no perderme en el camino, y poder salir de la carrera no solo con un título, sino también conservando mi imaginación. Y así, escribir mi proceso... o escribir cualquier cosa, pero escribir.